Aire puro, cielos diáfanos y silencios infinitos, son sólo interrumpidos por los susurros de los vientos que la atraviesan desde la cordillera de los Andes hacia el océano Atlántico, trasladando los misteriosos aromas de los arbustos y de los frutos silvestres.
Tanto su clima –que presenta una gran amplitud térmica en la etapa de maduración de la vid– las condiciones del suelo –con rincones pedregosos y aluviales– las excelentes condiciones fitosanitarias, la notable luminosidad, las escasas lluvias y la baja humedad, favorecen la consolidación de la industria vitivinícola patagónica dentro del panorama internacional.
Conocidos como vinos de las zonas frías, la producción está centrada en los valles del río Negro y el río Colorado.
Allí han podido adaptarse cepas blancas como la torrontés riojana, torrontés sanjuanina, torrontés mendocina, Pedro Jiménez, semillón, sauvignon y chenin blanc, y tintas como el malbec, merlot, syrah, pinot noir, cabernet sauvignon y bonarda.
fuente: Argentina Live
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