Hemos recorrido más de 5.000 kms desde que salimos de Buenos Aires rumbo a la Patagonia y hemos atravesado itinerarios ya programados y otros que han ido surgiendo a medida que Gol devoraba los kilómetros en la inmensa estepa patagónica.
Uno de los recorridos alternativos seleccionados es la llamada Ruta de las Araucarias por la gran cantidad de estos árboles que encontramos a lo largo y a lo ancho de una vasta extensión del territorio en el sur argentino.
En toda la provincia de Neuquén, a las faldas de la Cordillera de los Andes, las araucarias crecen naturalmente en las plazas de los pueblos y aldeas cordilleranas, a la vera de las carreteras muchas veces de ripio, sin asfaltar, y por supuesto en bosques andinos y faldas montañosos sirviendo de marco a lagos de una increíble belleza.
Llegando a Copahue al norte, en el norte de la provincia de Neuquén y hasta llegar a San Martín de los Andes, encontramos un bosque milenario de araucarias, fosilizado luego del paso de millones de años, tal vez el único del planeta, e medio de una vegetación boscosa de una belleza sobrenatural.
Para conocer y admirar en su plenitud la belleza de este recorrido hay que recorrer un circuito con forma de triángulo, que abarca las ciudades de Neuquén, Zapala y San Martín de los Andes.
En esta parte del bosque andino-patagónico, la araucaria se presenta casi siempre asociada a otras especies nativas de la región como el roble, la caña colihue, el coihue, el ñire y otras especies endémicas.
En la localidad de Primeros Pinos (cuyas montañas cubiertas de nieve son ideales para esquiar) finaliza el asfalto y continúa el camino de ripio, un típico camino de montaña, sinuoso, con precipicios, que exige conducir con la mayor prudencia.
Seguimos en dirección recta como si quisiéramos adentrarnos en la cordillera misma hasta Villa Pehuenia y comienza a descender la carretera, son 100 km en baja y por my centenario Sainuco y Kilca.
El espectáculo de la travesía recién comienza!
Comienza nuestro recorrido siguiendo las primeras estribaciones de la Cordillera de los Andes!
Tenemos que adentrarnos todavía en el corazón mismo del bosque de araucarias, con esas ramas que se desprenden desde la copa como penachos en forma de un divertido carrusel que tiene como privilegiado la naturaleza en su estado más puro.
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