Argentina fue en la prehistoria, un sitio muy poblado por dinosaurios.
En la actualidad, el hallazgo de restos fósiles ha despertado la atención de paleontólogos de todo el mundo, así como de turistas del país y del exterior.
Paralelamente a los cambios acontecidos en las especies vivientes, también se produjeron grandes cambios geográficos y climáticos. Existía, en aquellos tiempos, un continente único en el planeta, conocido como Pangea. La Cordillera de los Andes no se había formado aún, permitiendo que el mar llegase hasta la actual provincia de Neuquén.
Más tarde, las aguas retrocedieron dejando a su paso grandes lagos y una vegetación exuberante, constituyendo un hábitat ideal para el desarrollo de la vida de los dinosaurios. En el transcurso del período Jurásico, los gigantes vivieron tranquilamente alimentándose de los bosques de coníferas y grandes árboles como las araucarias. Con la formación de la Cordillera de los Andes, en el terciario, se produjo una segunda invasión de las aguas procedentes del Océano Atlántico.
Esto fue particularmente importante para el trabajo actual de los paleontólogos, pues los procesos de sedimentación, luego de esas dos invasiones de las aguas marítimas, contribuyeron a favorecer la conservación de los restos fósiles. Se cree que en los procesos de sedimentación estaría la clave para la conservación de los restos fósiles.
Hace 100 millones de años, el territorio patagónico consistía en praderas pobladas por bosques entrecortados por ríos y arroyos. La Cordillera de los Andes no existía, aunque si había volcanes activos. El océano Pacífico llegaba hasta este territorio. Con este suelo y características geográficas, el clima que se presentaba entonces era tropical o subtropical húmedo.
fuente: Imagenes de Argentina
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